Según
informes de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito,
ONUDD y la OEA del año 2012, Honduras tiene la tasa más alta de homicidios en
América Latina, información que según el Observatorio de la violencia de la
UNAH, registró un total de 7,140 homicidios en el año pasado, para un indicador
de 85.5 por cada 100.000 habitantes. Los crímenes se concentran en las zonas
urbanas, con un total de 74,1%, donde los departamentos más afectados son
Cortés, Atlántida y Colón, en el norte del país, así como Copán, en el oeste,
con tasas de homicidios, que superan el promedio nacional y donde el 83,4% de
los homicidios se cometen con armas de fuego.
Los
problemas actuales de criminalidad y violencia son multifactoriales, y están
relacionados con profundas raíces sociales, derivados de enormes desigualdades,
marginación y exclusión de una gran proporción de la población, donde la falta
de oportunidades para las y los jóvenes, asociado a una cultura que valida la
violencia como un mecanismo para resolver conflictos y la gran disponibilidad
de armas de fuego en la población, se complementa con debilidad y
desarticulación entre los organismos encargados del control del crimen
(Policía, Ministerio Público y Poder Judicial), lo que conlleva a altísimos niveles
de impunidad. Adicionalmente encontramos la presencia del crimen organizado
internacional que sin duda es uno de los principales problemas para los países
de la región.
El
Gobierno de Honduras tiene sin embargo la decisión de enfrentar la inseguridad, y es por eso que
pone en funcionamiento la Política Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana
en Septiembre de 2011, donde se establecen las estrategias para el control del
fenómeno hasta el año 2022, en concordancia con el “Plan de Nación, Visión de
País”.
La
política enmarca las acciones del Estado con propuestas que combinan acciones
preventivas dirigidas a enfrentar los factores que generan la violencia y
delincuencia, con aquellas que tienen por objeto el fortalecimiento de la
capacidad en materia de seguridad y justicia para controlar y sancionar
ejemplarmente las conductas violatorias de la ley. La Política involucra también
a los alcaldes, dado que el enfoque local de la seguridad es fundamental para
la realización de un certero análisis de situación, para la identificación de
los principales problemas y para la ejecución de las políticas y acciones
acordes con las particularidades y dinámicas propias de los problemas de cada
municipio, dando a lugar al Programa Municipios más Seguros.
Las
líneas estratégicas de la Política van desde la prevención hasta el control del
delito y se expresan en tres componentes:
- Fortalecimiento de la gestión nacional y local de la seguridad ciudadana.
- Programas y proyectos de convivencia y prevención de la violencia y la delincuencia con enfoque de género y DDHH.
- Fortalecimiento de los equipamientos de seguridad, justicia y centros de privación de la libertad para enfrentar la violencia y la delincuencia.
El
enfoque local de la seguridad es fundamental para la identificación de los
principales problemas a enfrentar en cada lugar, dadas las particularidades y
dinámicas propias de las manifestaciones de la violencia y la delincuencia.
Asimismo, los Alcaldes tienen facultades con las que pueden intervenir en
varios de los factores que inciden en la ocurrencia de hechos delictivos, por
lo que en una visión integral del tema se convierten en protagonistas de la
acción Estatal. Por otra parte, las autoridades locales tienen un contacto más
directo con la comunidad por lo que se
deben convertir en el eslabón principal para promover la organización social
para la seguridad en el marco de esta política.
Para
apoyar el enfoque local de seguridad ciudadana y la convivencia, el PNUD, con
el apoyo de la USAID, ha venido trabajando en algunos municipios con acciones
preventivas que se materializan a partir de Planes Locales de Convivencia y
Seguridad Ciudadana, y que constituyen un ejercicio de planificación y
priorización de acciones, donde el gobierno municipal con los operadores de
justicia y otros actores locales, construyen un plan de acción quinquenal con
respuestas a la violencia y el delito desde los ámbitos preventivo y de
control. En la medida en que los Planes Locales de Convivencia y Seguridad
Ciudadana, que se enmarcan en el Programa Municipios más Seguros, reciban el
apoyo financiero del gobierno nacional y municipal, así como de la cooperación
externa para su implementación, éstos se convertirán en una herramienta de suma
utilidad para reducir los niveles de violencia e inseguridad y mejorar la
convivencia en los municipios.
Este
boletín tiene la intención de mostrar los desarrollos que el proyecto va
alcanzando en los municipios donde se ha puesto en funcionamiento y donde se
materializan acciones preventivas en las áreas de prevención de violencia
juvenil y la resolución de conflictos por vía pacífica.
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